Los ordenadores han ido evolucionando desde su creación, pasando por diversas generaciones, desde 1940 hasta la actualidad. Cada generación se caracteriza por una serie de avances tecnológicos que permitieron mejorar el rendimiento y la capacidad de procesamiento de las máquinas. En este documento se describen las tres primeras generaciones de ordenadores y sus principales características.
Los primeros sistemas informáticos usaban tubos de vacío para los circuitos y tambores magnéticos para la memoria. Estas máquinas eran enormes, ocupando salas enteras, y muy costosas de operar y mantener. Además, consumían mucha electricidad y generaban mucho calor, lo que provocaba frecuentes fallos. Los ordenadores de primera generación se programaban en lenguaje de máquina, el más simple y básico, y solo podían resolver un problema a la vez. La entrada de los datos se basaba en tarjetas perforadas y cinta de papel, y la salida se mostraba en impresoras.
Algunos ejemplos de ordenadores de primera generación son el ENIAC, considerado a menudo como el primer ordenador digital electrónico en la historia, el EDVAC, el primer ordenador con programa almacenado, y el UNIVAC I, el primer ordenador comercial.
El transistor fue el invento que marcó el inicio de la segunda generación de ordenadores. El transistor era un componente electrónico que sustituía a los tubos de vacío y que permitía construir ordenadores más pequeños, rápidos, baratos, eficientes y fiables que los anteriores. Aunque el transistor aún producía calor, era mucho menor que el de los tubos de vacío. Los ordenadores de segunda generación también mejoraron la memoria, usando núcleos magnéticos en lugar de tambores, y la entrada y salida de datos, usando cintas magnéticas y discos ópticos. Además, se desarrollaron los primeros lenguajes de programación de alto nivel, como el FORTRAN y el COBOL, que facilitaban la escritura y comprensión de los programas.
Algunos ejemplos de ordenadores de segunda generación son el IBM 1401, el más popular de su época, el IBM 7090, el primer ordenador totalmente transistorizado, y el PDP-1, el precursor de los minicomputadores.
La tercera generación de ordenadores se caracterizó por la introducción de los circuitos integrados (CI), que consistían en agrupar numerosos transistores y componentes electrónicos en un solo chip de silicio. Esto permitió aumentar la capacidad de memoria y procesamiento de los ordenadores, así como reducir su tamaño y coste. Los ordenadores de tercera generación también incorporaron sistemas operativos, que permitían gestionar los recursos del hardware y ejecutar varios programas al mismo tiempo. Además, se desarrollaron nuevos lenguajes de programación como el BASIC y el PASCAL, y se popularizó el uso de las terminales, que permitían acceder a un ordenador central desde varios puntos remotos.
Algunos ejemplos de ordenadores de tercera generación son el IBM 360, el primer ordenador compatible con su familia, el DEC PDP-8, el primer minicomputador comercialmente exitoso, y el CDC 6600, el primer supercomputador.